El proceso de montaje puede resumirse diciendo que se crearon siete grupos de
montaje, y cada uno se situó junto a un circuito de transporte automático sobre
carriles empalmado con la cadena general de montaje (véase figura 149).
Exceptuando ciertas operaciones que se ejecutan antes de esa etapa, cada uno de
los grupos efectúa el montaje completo de los motores que le corresponden.
Dentro de cada conjunto de producción se pueden montar simultáneamente
hasta seis motores. Durante el montaje propiamente dicho la circulación no está
regulada mecánicamente como lo está en las cadenas de montaje rodantes. Los
motores se desplazan a mano a medida que se van montando.
Cuando un grupo
acaba de montar un motor, éste es transportado automáticamente a un puesto de
prueba común de todos los grupos. Al mismo tiempo queda automáticamente
señalado que el grupo despacha el motor, y se le envía entonces por el carril un
nuevo carretón de montaje.
Las ventajas y los inconvenientes de este tipo de montaje, en comparación
con la cadena tradicional, son los siguientes:
- Esta disposición es más flexible y está menos sujeta a interrupciones y fluctuaciones de la corriente de la producción.
- Ofrece buenas posibilidades para dar mayor expansión a las tareas y crear un trabajo en grupo más estimulante. En cada uno de los pequeños circuitos hay un grupo de producción, una «cuadrilla», cuyos miembros ejecutan las tareas cotidianas en estrecha colaboración y resuelven por sí mismos problemas tales como la adaptación del trabajo al cambio de condiciones. Uno de los siete grupos está constituido por obreros en vías de formación. Entre ellos la división de las tareas es bastante estricta, está muy acentuada y se basa en instrucciones detalladas. En los demás grupos la división del trabajo se hace según las capacidades de cada uno, de manera que es posible planear las tareas adaptándolas a los respectivos conocimientos y experiencia de los trabajadores.
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