El estar sentado es importante desde el punto de vista de la reducción del estrés en los pies y del
consumo total de energía. Debido a que la comodidad es una respuesta muy personal, el establecimiento
de principios estrictos del buen sentarse son difíciles de definir de alguna manera. Además,
algunas sillas se adaptan cómodamente a muchas posturas posibles para sentarse (vea la figura
5.7). Sin embargo, algunos principios generales son válidos para todos los asientos. Cuando una
persona se encuentra parada de manera erguida, la porción lumbar de la espina (la pequeña parte en la espalda, aproximadamente a la altura de la cintura) se curva de manera natural hacia adentro,
lo cual se llama lordosis. Sin embargo, a medida que la persona se sienta, la pelvis gira hacia atrás,
aplana la curva lordótica y aumenta la presión sobre los discos de la columna vertebral (vea la figura
5.8). Por lo tanto, es muy importante proporcionar soporte lumbar en la forma de un abultamiento
hacia afuera en el respaldo del asiento, o aun un simple cojín lumbar colocado a nivel de la cintura.
Otro método para evitar el aplastamiento de la curva lordótica implica reducir el giro pélvico
para mantener un ángulo grande entre el torso y los muslos, vía un asiento inclinado hacia delante
(postura de rodillas de la figura 5.7). La teoría sostiene que ésta es la postura que adoptan los astronautas
en el ambiente ingrávido del espacio (vea la figura 4.4). La desventaja de este tipo de asiento
es que puede agregar estrés en las rodillas. La adición de una perilla al asiento inclinado hacia adelante,
para formar un asiento parecido a una silla de montar, representa una mejor técnica, ya que
elimina la necesidad de tener soportes para las rodillas y aun permite tener un soporte para la espalda
(vea la figura 5.9).