Es igualmente importante que el especialista este de pie mientras realiza el
estudio. Entre los obreros hay tendencia a pensar que todo el trabajo les toca a
ellos, mientras que el analista es un mero espectador. Acentuará esa impresión si
se instala cómodamente: pronto le perderían el respeto, que es la mayor ventaja
con que cuenta. Por consiguiente, no deberá sentarse ni recostarse, sino colocarse
de pie en una postura cómoda en que pueda quedarse mucho tiempo si fuera
necesario. El estudio de tiempos exige intensa concentración y constante atención,
particularmente para tomar el tiempo de «elementos» o «ciclos» muy breves, y
está generalmente reconocido que de pie es más fácil mantenerlas.
La mayoría de los operarios pronto se habituarán a trabajar a su ritmo
normal, pero los de tipo nervioso, especialmente las mujeres, tienden a trabajar
más de prisa de lo que acostumbran, con los errores y tropiezos consiguientes.
Cuando así sea, el analista detendrá su estudio, charlará con el operario para
quitarle la nerviosidad, o incluso lo dejará solo un rato hasta que se le pase.
En las tareas repetitivas se nota más fácilmente qué operarios trabajan a un
ritmo que no es el suyo, porque no pueden regular tan uniformemente la duración
de los ciclos como lo hacen sin querer cuando siguen su cadencia natural, una vez
bien iniciada la operación. Si hay grandes variaciones en los tiempos de los ciclos,
y si no se deben a variaciones del material, herramientas o maquinaria (que el
especialista debería entonces notificar a la persona competente), sólo pueden
deberse al desempeño de los operarios. Cuando esto ocurra, el analista deberá
interrumpir el estudio y hablar con el capataz.
Tal vez sea más diplomático no
quejarse del operario que trató de «tomarle el pelo» y pedir al capataz que venga
a ver el trabajo porque aparentemente no marcha como debiera. Este es el tipo de
situación que debe resolverse caso por caso, tratando de no suscitar antipatías sin
necesidad; por eso son esenciales las cualidades personales del especialista que
se enumeraron en el capítulo 4.
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