Si fuera posible automatizar todas las tareas ejecutadas manualmente en una
cadena de montaje tradicional, se obtendría una especie de línea de ejecución
de un proceso, y al trabajador le correspondería primordial mente una función
de vigilancia. Este tipo de organización de la producción por proceso es muy
común, sobre todo en la siderurgia, en las industrias químicas y en la del papel
(figura 147).
En la organización del trabajo por proceso es frecuente que haya excelentes
posibilidades de eficacia en el trabajo por grupos. Todos comprenden de
inmediato que es necesario trabajar juntos para alcanzar esa meta. Uno de los
factores que a veces dificultan la colaboración dentro del grupo es que sus
integrantes están demasiado lejos unos de otros. Otro problema clave es la
correlación entre las tareas directas de producción y las de mantenimiento. Cuanto
mayor es el grado de mecanización, menos obreros hay en la producción, mientras
que el número de trabajadores de mantenimiento, a su vez, aumenta casi en la
misma proporción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario