El analista ha llenado los espacios del membrete de la hoja de resumen,
enumerado los elementos, anotado las frecuencias y, en caso necesario, dibujado
al dorso un plano claro del taller. (En ciertos casos, empleando una cámara
fotográfica de revelado e impresión inmediatos puede economizar mucho tiempo
y dinero. Por lo general hay que tomar la fotografía incluyendo una sencilla escala
graduada, por ejemplo, una varilla de sección cuadrada dividida en centímetros.)
Para poder seguir con el resumen, el analista tiene que hacer ahora los cálculos,
que se deben efectuar en el propio formulario de estudio de tiempos. Los
resultados de esos cálculos se consignan en el mismo formulario, pero con tinta
o con otro color de lápiz que las anotaciones hechas durante el estudio en el taller.
Si se utiliza un tablero electrónico, se indicará el cálculo tal como se explica en
la sección 6 de este capítulo.
Si el estudio se cronometró con vuelta a cero, se puede pasar inmediatamente
a la conversión. Si se empleó en cambio el método acumulativo, hay que restar
primero cada indicación del cronómetro de la siguiente, para obtener el tiempo
observado de cada elemento.
Esas cantidades merecen el nombre de «tiempos
restados», más bien que de «tiempos observados», y se registran en la tercera
columna de la hoja de estudio (T.R.). No obstante, como los tiempos restados
obtenidos con el método acumulativo equivalen exactamente a los tiempos
observados con el sistema de vuelta a cero, se utilizará sencillamente la expresión
«tiempo observado» para referirse a unos y otros.
El paso siguiente consiste en convertir cada tiempo observado en tiempo
básico, para apuntar el resultado en la columna «T.B.» de la hoja.
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