El ritmo óptimo de cada operario depende:
□ Del esfuerzo físico que exija el trabajo;
□ Del cuidado con que deba hacerlo;
□ De su formación y experiencia. Un esfuerzo físico mayor hará más lento el ritmo de trabajo. También influirá la facilidad con que se realice el esfuerzo. Por ejemplo, si las condiciones no permiten al operario emplear su fuerza en la postura más cómoda, adelantará menos que haciendo el mismo esfuerzo sin molestias. (Por ejemplo, si empuja un automóvil pasando una mano por la ventanilla para sujetar el volante o si lo empuja directamente desde atrás.) Es importante no confundir la lentitud causada por la fatiga con la debida al esfuerzo.
□ Del esfuerzo físico que exija el trabajo;
□ Del cuidado con que deba hacerlo;
□ De su formación y experiencia. Un esfuerzo físico mayor hará más lento el ritmo de trabajo. También influirá la facilidad con que se realice el esfuerzo. Por ejemplo, si las condiciones no permiten al operario emplear su fuerza en la postura más cómoda, adelantará menos que haciendo el mismo esfuerzo sin molestias. (Por ejemplo, si empuja un automóvil pasando una mano por la ventanilla para sujetar el volante o si lo empuja directamente desde atrás.) Es importante no confundir la lentitud causada por la fatiga con la debida al esfuerzo.
Tratándose de un elemento en que el trabajador soporta un gran peso y debe,
por tanto, desplegar un intenso esfuerzo físico en su transcurso, no es probable
que se aparte del ritmo natural suyo más cómodo. En esas circunstancias, la
valoración puede resultar superflua: tal vez baste sacar el promedio de los tiempos
efectivamente invertidos durante un número suficiente de observaciones. Es lo
que se comprobó entre los trabajadores de una obra de excavación que estudió la
OIT en la India. Los trabajadores - hombres, mujeres y menores - llevaban en
canastos sobre la cabeza hasta 38 kilogramos de tierra. Con 38 kilogramos encima
nadie anda como de paseo. Todos ansían llegar a destino y deshacerse de la carga,
de modo que recorren el trayecto al mejor ritmo que pueden alcanzar sin forzarse.
Dan pasitos muy cortos y muy rápidos, como si fueran a echar a correr en
cualquier momento. De hecho, se comprobó con cronómetro que el trayecto con
carga llevaba mucho más tiempo que el regreso sin carga realizado a un paso
aparentemente más sosegado, de modo que un observador sin experiencia del
esfuerzo que suponía la ida se hubiera equivocado al fijar los valores. En realidad,
no había necesidad de valorar el recorrido con carga, salvo cuando surgían
contingencias. Del mismo modo, se dan en las fábricas elementos con pesadas
cargas, como llevar sacos, levantarlos o echarlos encima de una pila, y lo más
probable es que el trabajador ejecute cada operación a la cadencia natural más
rápida que pueda.
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