El cronómetro electrónico (figura 96) cumple exactamente las mismas funciones
que el de tipo mecánico, es decir, medir la duración de los diferentes elementos.
Una de sus principales ventajas consiste en que permite efectuar un cronometraje
con vuelta a cero sumamente preciso. (Con cronómetros mecánicos se pierde el
tiempo que toma la aguja para volver a cero. Si el investigador es experimentado
esta pérdida de tiempo es mínima, pero, si se trata de un observador sin
experiencia, puede ser más considerable y perjudicar la exactitud de la medición.)
Con un cronómetro electrónico la medida de tiempo no se interrumpe y sólo
cambia el indicador cuando se presiona la corona para la vuelta a cero. La mayor
parte de los modelos permite efectuar una lectura de la duración total del estudio
al final de las observaciones.
Los cronómetros electrónicos pueden utilizarse a menudo de diferentes
formas y se los puede ajustar para el registro de fracciones de segundos, minutos
u horas.
Los tableros de cronometraje electrónicos y los aparatos para toma de datos
sirven para registrar las actividades durante el tiempo de estudio y permiten
correlacionar automáticamente los tiempos con los elementos.
De acuerdo con el procedimiento más usual, el observador teclea un código
que identifica el elemento que se ha de medir y luego teclea en el reglaje asignado
al elemento. En el momento de parada, apoya una tecla para indicar que el
elemento ha terminado. El tiempo queda registrado, sin que se indique su lectura,
y comienza el registro del siguiente elemento. El aparato memoriza todos estos
datos (código y duración del elemento, y reglaje) que luego se analizarán, a
menudo con la ayuda de un ordenador personal.
Existen dos grandes grupos de aparatos: los ordenadores portátiles que han
sido adaptados al estudio de tiempos (principalmente por medio de un soporte
lógico especializado, pero la modificación puede comprender incluso la
inscripción de nuevos símbolos en las teclas) y los tableros de cronometraje
electrónicos. Los ordenadores tienen la ventaja de que se los puede utilizar con
otros fines diferentes a la medición de tiempos; su inconveniente reside en que
se necesita a menudo un tablero para tomar notas, lo cual no es siempre muy
práctico. En cambio, los tableros electrónicos son en general de uso más cómodo.
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