En 1898, cuando trabajaba en la Bethlehem Steel Company (había renunciado a su puesto en Midvale), Taylor efectuó un experimento que vino a ser una de las demostraciones más célebres de sus principios. El relato se recuerda como la historia del hierro en lingotes o (pig iron store). Detalles de esta investigación se encuentran en el libro de Taylor, The Principles of Scientific Management (Principios de la administración científica). En esta relación explica que estableciendo el método correcto junto con el incentivo financiero, los trabajadores que transportaban lingotes de hierro de 92 libras por una rampa y hasta un vehículo de carga, podrían aumentar su productividad desde un promedio de 12.5 toneladas por día, hasta entre 47 y 48 toneladas diarias. Este trabajo fue realizado con un aumento en la tarifa diaria de 1.15 a 1.85 dólares. Taylor proclamó que los trabajadores realizaron su labor según la tarifa más alta sin declarar una huelga o paro entre los trabajadores, sin ninguna disputa o altercado con el personal y, estaban más conformes y contentos.
Sus estudios fueron realizados considerando un trabajador llamado Schmidt (nombre ficticio asignado por Taylor) a quien describió como un pequeño holandés de Pensylvania, que se había observado que corría casi a una milla para regresar a casa después de su trabajo, ya en la tarde, tan fresco como cuando llegaba, también trotando, para trabajar por la mañana. Los estudios de Taylor indicaban que un acarreador de lingotes debería estar bajo carga sólo 43 % del tiempo, y enteramente libre de la carga el 57 % restante. Pero mientras se hallara bajo carga, nunca debía estar inmóvil, como con frecuencia había sido el caso de Bethlehem, debido a que el solo hecho de sostener el lingote de 90 libras en pie, sin moverse, causaba casi tanta fatiga como caminar con él. Periodos de descanso obligatorio a intervalos regulares permitirían una adecuada recuperación de la fatiga, de modo que los lingotes de hierro podrían cargarse durante toda la jornada (o día de trabajo completo) aproximadamente con el mismo ritmo.
Sus estudios fueron realizados considerando un trabajador llamado Schmidt (nombre ficticio asignado por Taylor) a quien describió como un pequeño holandés de Pensylvania, que se había observado que corría casi a una milla para regresar a casa después de su trabajo, ya en la tarde, tan fresco como cuando llegaba, también trotando, para trabajar por la mañana. Los estudios de Taylor indicaban que un acarreador de lingotes debería estar bajo carga sólo 43 % del tiempo, y enteramente libre de la carga el 57 % restante. Pero mientras se hallara bajo carga, nunca debía estar inmóvil, como con frecuencia había sido el caso de Bethlehem, debido a que el solo hecho de sostener el lingote de 90 libras en pie, sin moverse, causaba casi tanta fatiga como caminar con él. Periodos de descanso obligatorio a intervalos regulares permitirían una adecuada recuperación de la fatiga, de modo que los lingotes de hierro podrían cargarse durante toda la jornada (o día de trabajo completo) aproximadamente con el mismo ritmo.
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