Un segundo aspecto que se debe considerar es la reducción de la presión en los discos, la cual puede
aumentar de forma considerable cuando varía la inclinación del tronco hacia adelante. Reclinar el respaldo posterior respecto a la vertical tiene un efecto muy notorio en la reducción de las presiones
en los discos (Andersson y cols., 1974). Desafortunadamente, hay una desventaja. Cuando aumentan
los ángulos, se hace más difícil mirar hacia abajo y realizar trabajo productivo.
Otro factor es la necesidad de proporcionar un ajuste fácil a los parámetros específicos del asiento.
La altura del asiento es el más crítico, y la altura ideal se puede determinar por la altura poplítea
de la persona, la cual se define en la fi gura que acompaña a la tabla 5.1. Un asiento muy alto comprime
la parte posterior de los muslos. Un asiento muy bajo eleva las rodillas a un nivel muy encumbrado
e incómodo y reduce el ángulo del tronco, lo cual incrementa la presión en los discos. En la tabla
5.2 se proporcionan recomendaciones específicas para la altura de los asientos y otros parámetros
relacionados (los cuales se muestran en la fi gura 5.6).
Además, se recomienda el uso de los descansabrazos para soportar las extremidades superiores
y hombros y de los descansapies para personas de corta estatura. Las ruedas giratorias en las patas
del asiento ayudan a realizar movimientos durante el ingreso/egreso de las estaciones de trabajo. Sin
embargo, pueden presentarse situaciones donde sea más deseable utilizar una silla estacionaria. En
general, la silla debe tener un ligero contorno, estar ligeramente acolchonada y estar cubierta por un
forro de tela que permita la entrada de aire con el fin de evitar la formación de humedad. Los cojines sobrepuestos restringen la postura y pueden evitar una buena circulación de sangre en las piernas.
En la figura 5.10 se muestra una persona en la postura de trabajo óptima así como su estación de
trabajo.
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