Al elegir las tareas que se van a estudiar surgen problemas que no dependen
de la importancia que tienen esas tareas para la empresa ni de la pericia de los
operarios. Se plantearán dificultades si en una fábrica donde ya se aplica el sistema
de trabajo a destajo los tiempos existentes para ciertas tareas, fijados por
negociación o cálculo, son tan holgados que los trabajadores han estado cobrando
primas elevadas y es seguro que una evaluación exacta de las tareas las hará bajar.
Toda tentativa de modificar los métodos que lleve automáticamente a una nueva
evaluación de los tiempos asignados probablemente despierte gran resistencia, y
sería imprudente continuar los estudios. En tal caso, es preferible empezar por
tareas donde sea evidente que el estudio de tiempos puede provocar un aumento
de los ingresos de los trabajadores, aunque los trabajos sean menos importantes
para el rendimiento general de la empresa. Tal vez sea posible volver después a
las tareas «espinosas», una vez demostrada y reconocida la integridad del
especialista en estudio del trabajo. Seguramente será necesario negociar el asunto
con los representantes de los trabajadores y quizá haya que indemnizar a los
posibles perjudicados. Pero si todos comprenden bien el motivo de los cambios,
será posible llevar las negociaciones a buen término.
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