Una vez delimitados y descritos los elementos se puede empezar el cronometraje.
Existen dos procedimientos principales para tomar el tiempo con cronómetro:
cronometraje acumulativo, y
cronometraje con vuelta a cero.
En el cronometraje acumulativo el reloj funciona de modo ininterrumpido
durante todo el estudio; se pone en marcha al principio del primer elemento del primer ciclo y no se lo detiene hasta acabar el estudio. Al final de cada elemento
se apunta la hora que marca el cronómetro, y los tiempos de cada elemento se
obtienen haciendo las respectivas restas después de terminar el estudio. Con este
procedimiento se tiene la seguridad de registrar todo el tiempo en que el trabajo
está sometido a observación.
En el cronometraje con vuelta a cero los tiempos se toman directamente:
al acabar cada elemento se hace volver el segundero a cero y se lo pone de nuevo
en marcha inmediatamente para cronometrar el elemento siguiente, sin que el
mecanismo del reloj se detenga ni un momento.
En todos los estudios de tiempos es costumbre verificar aparte el tiempo
total por el reloj de pulsera o el de la oficina de estudio.
Así también se anota la
hora en que se hizo el estudio, lo que puede ser importante, porque es muy pro-
bable, en los trabajos repetitivos, que el obrero cumpla el ciclo en menos tiempo
al principio de la mañana que a última hora de la tarde, cuando está cansado.
Cuando el especialista emplea el método de vuelta a cero, espera que las
agujas del reloj de pared marquen un minuto exacto (de ser posible una cifra
redonda, como la hora o los intervalos de cinco minutos), pone en marcha su
cronómetro y anota la hora exacta en el espacio del formulario que dice
«comienzo». Luego vuelve al lugar de trabajo donde va a efectuar el estudio, con
el cronómetro en marcha, y no lo detiene más hasta el momento de iniciar el
cronometraje.
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