El cronometraje de vuelta a cero, que tiene la ventaja de evitar los cálculos
de resta, es tan preciso como el acumulativo si se utiliza un cronómetro
electrónico, ya que en ese caso la vuelta a cero se efectúa sin retardo. No obstante,
es posible que se produzcan errores de lectura y, por tanto, es necesario comparar
el tiempo registrado y la duración.
Con los dispositivos de toma electrónica de datos, los tiempos quedan
registrados de forma automática, lo cual elimina los errores de lectura.
Cuando hay que cronometrar trabajos con elementos cortos y ciclo breve se
recurre a un tercer método, que en realidad quizá sea el único posible para medir
con exactitud elementos de tan ínfima duración que no den al analista tiempo para
mirar el reloj y apuntar la hora. Viene a ser un cronometraje por diferencia: en
efecto, se cronometran varios elementos juntos, agrupándolos de manera que cada
uno de ellos quede comprendido una vez y excluido la vez siguiente, y al final se
hace la resta para deducir el tiempo que lleva.
Supongamos, por ejemplo, que la
tarea consta de siete brevísimos elementos; el analista puede cronometrar durante
los primeros ciclos los números 1 a 3 y 4 a 7 y anotar sólo esos dos tiempos, y
después, los números 1 a 4 y 5 a 7 durante unos cuantos ciclos más, y así
sucesivamente.
Con este sistema se puede utilizar tanto el cronometraje
acumulativo como el de vuelta a cero.
Hemos visto ahora todo lo que precede a! estudio de tiempos en sí, desde la
selección del trabajo, la anotación de los datos interesantes, el desglose en
elementos y los posibles métodos de cronometraje hasta el registro de los tiempos
mismos de los elementos. El capítulo siguiente tratará de las maneras de modificar
esos tiempos observados para tener en cuenta las variaciones de la cadencia de
trabajo.
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