Una vez seleccionado el operario cuyo trabajo se estudiará en primer lugar,
el especialista deberá hablarle, en compañía del capataz y del representante de
los trabajadores, para explicarle cuidadosamente el objeto del estudio y lo que
hay que hacer. Se le pedirá que trabaje a su ritmo habitual, haciendo las pausas a
que esté acostumbrado, y se le recomendará que exponga las dificultades con que
tropiece. (Esta fase sobra cuando el estudio del trabajo es algo común y corriente
y todos saben para qué sirve, pero no debe omitirse con trabajadores nuevos; los
nuevos especialistas o sus asistentes deben ser presentados al personal dirigente
y a los operarios al iniciar sus funciones.)
Es importante convencer al capataz de
que no vigile más al trabajador: hay obreros que experimentan verdadero pánico
cuando los observa su superior.
Cuando se haya implantado un método nuevo hay que dar al trabajador
tiempo sobrado para habituarse antes de cronometrarlo. Lleva mucho tiempo
adaptarse a un método nuevo y alcanzar la velocidad máxima constante. Tal vez
se necesiten varios días e incluso varias semanas de práctica, según la duración
o complejidad de la operación, antes de que el trabajo se pueda cronometrar
valederamente para fijar tiempos tipo. Tampoco deberá utilizarse para medir el
tiempo un trabajo hecho por obreros recién asignados a un puesto al que aún no
estén perfectamente habituados.
Es importante la posición en que se coloca el especialista con relación al
operario. Debería situarse de modo que pueda observar todo lo que hace el
operario, particularmente con las manos, sin entorpecer sus movimientos ni
distraer su atención. No debería estar exactamente delante de él ni tan cerca que
le dé la sensación de «tener a alguien encima». La posición exacta del especialista
dependerá de la clase de operación que se estudie, pero generalmente conviene
que se sitúe a un lado del operario, un poco hacia atrás y a unos dos metros de
distancia.
Así, el trabajador puede verlo volviendo ligeramente la cabeza, y en
caso necesario pueden hablarse para hacer preguntas o explicar algo relacionado
con la operación. El tablero con los formularios de estudio de tiempos y el
cronómetro deben estar en una línea de visión que permita ver la hora y anotarla
sin dejar de observar el trabajo estudiado.
De ningún modo se intentará cronometrar al operario desde una
posición oculta, sin su conocimiento o llevando el cronómetro en el
bolsillo. No sería honrado, y en todo caso no faltaría quien se enterara y la
noticia se propagaría rápidamente. El estudio del trabajo no debe tener nada
que ocultar.
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