El control estadístico de la calidad tradicional abarca las etapas siguientes:
1) Determinar la característica de la calidad que queremos medir, que puede
ser el peso, la longitud, el diámetro, la densidad, la humedad, etc.
2) Decidir los niveles de calidad deseados para esa característica. Esto
dependerá del nivel de aceptación de los consumidores o de los usuarios. Al
elevar el nivel de las normas de calidad, se podría incrementar la satisfacción
de los consumidores pero hasta cierto punto a partir del cual unas normas
más elevadas de calidad no representarán una gran diferencia para el
consumidor medio. Sin embargo, el costo seguirá aumentando de manera
acelerada a medida que tratamos de alcanzar niveles superiores. Por ejemplo,
al refinar el aceite de oliva, para el consumidor medio no representará una
gran diferencia que el porcentaje de los restos de impurezas (ácidos grasos)
sea del 0,01 o del 0,005, pero el costo de refinado para llegar a esta última
cifra podría ser exorbitante.
3) Decidir el nivel de tolerancia aceptado. Por diversos motivos, los productos
raras veces se conforman al 100 por ciento a las especificaciones deseadas.
Puede haber razones concretas relacionadas con el proceso de fabricación,
variaciones en la materia prima utilizada, sensibilidad del producto al
entorno externo o manufacturero, etc. Estos diversos factores agrupados
producen variaciones con respecto a las especificaciones que deseamos.
Debemos aceptar o «tolerar» la desviación de nuestra especificación hasta
cierto punto y luego rechazar el producto si sus características no alcanzan
nuestro nivel de tolerancia. El establecimiento de los niveles de tolerancia
es una de las cuestiones más cruciales en cualquier actividad de control de
la calidad. Si se establece un nivel de tolerancia demasiado estricto, puede
aumentar considerablemente el número de rechazos, lo que incrementará
los costos. Por otro lado, si las especificaciones son demasiado vagas,
podrían llegar al mercado productos con una amplia variación en los niveles
de calidad, lo que reduciría la satisfacción del consumidor. En último
análisis, al fijar los niveles de tolerancia la dirección de la empresa debe
orientarse por su estimación del grado en que los consumidores toleran las
variaciones de la calidad y por el costo.
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