miércoles, 12 de junio de 2013

Medición del trabajo en la oficina - III

Técnicas de autorregistro 
Como su nombre indica, estas técnicas se basan en que los propios trabajadores mantengan alguna forma de registro de sus cargas de trabajo y del tiempo que dedican a las diversas actividades. Existen dos formularios fundamentales para el registro. En el primero se pide a cada trabajador que registre cada actividad junto con la hora en que la inició y luego, al terminarla, que registre la hora a que la acabó (y es de suponer comenzó la actividad siguiente). Cuando la actividad crea un producto determinado, como las facturas presentadas para el pago, el recuento de este producto se incorporará también al registro. Se trata a continuación simplemente de determinar los tiempos transcurridos y de dividir la cifra resultante por el número de unidades, para obtener un tiempo medio por unidad de producto. 
La segunda versión consiste en pedir a los trabajadores que registren lo que han hecho a intervalos fijos a lo largo del tiempo del estudio, digamos, cada quince minutos. Luego se procede a un estudio por muestreo, que se tratará en consecuencia. Conviene que el proceso de registro se extienda a lo largo de un período «representativo», especialmente cuando una tarca tiene períodos de particular intensidad como al final de la semana o al final del mes. Si esos períodos no están abarcados en el estudio, los trabajadores se considerarán perjudicados y pensarán que su trabajo se está desvalorizando. Un objetivo común del autorregistro es que el propio registro interfiere con el trabajo y entraña una carga adicional para los trabajadores. A menudo esto no constituye un problema real y puede normalmente superarse por el mismo procedimiento de una comunicación y explicación cuidadosas en el momento de introducir el propio programa de medición.
El autorregistro puede actualmente realizarse con ayuda de la computadora. Se dispone ahora de un lector de bolsillo del código de barras dotado de un dispositivo de cronometraje. Este lector tiene aproximadamente el tamaño de una gran pluma estilográfica y es utilizado por los trabajadores para registrar sus actividades. Se proporciona al operario una hoja que contiene, códigos de barras y cada actividad se asigna a uno de los códigos de barras. Al comienzo de la jornada, el lector (que funciona con baterías) se pone en marcha y el cronómetro empieza a funcionar. Cada vez que el trabajador cambia de actividad, simplemente tiene que pasar el lector al código de barras correspondiente a la nueva actividad y el lector automáticamente asigna un tiempo a la anterior actividad y comienza a cronometrar la nueva. Al final del período de trabajo, los datos del lector se transfieren a una microcomputadora para proceder a su análisis.

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