□ División del trabajo. No todas las actividades de mantenimiento han de ser
realizadas por especialistas. La lubricación y el engrase periódicos, pueden
encomendarse a los operarios de producción. Existe, por consiguiente, la
necesidad de decidir la división y distribución del trabajo entre las diversas
personas que pueden participar en el mantenimiento.
□ El control de las existencias de piezas de recambio es un elemento
importante de la organización del mantenimiento. Hace falta establecer un
sistema de control de las existencias de piezas de recambio para reducir al
mínimo el peligro de que falten repuestos, particularmente de piezas que
son difíciles de obtener en el mercado local, y para evitar al mismo tiempo
unos gastos de inactividad elevados y la obsolescencia.
□ Eficacia. El control del mantenimiento es como cualquier otra función: no
es posible medir los resultados obtenidos ni tampoco controlar la operación.
Por añadidura, se plantea constantemente la cuestión de saber si se está
gastando más o menos de lo necesario en mantenimiento dados los
resultados logrados.
Un índice eficaz utilizado a veces guarda relación con las horas totales
dedicadas al mantenimiento en un período dado, digamos un mes o un trimestre,
en comparación con las horas totales de tiempo de producción perdido. Otras
mediciones adecuadas consisten en comparar las horas de producción perdidas a
causa de averías y al mantenimiento preventivo a lo largo de períodos sucesivos
de tiempo. Se supone a este respecto que los costos de mantenimiento son más o
menos constantes ya que están constituidos principalmente por gastos salariales
y piezas de recambio cuya utilización anual total puede asignarse con una
periodicidad mensual o trimestral. Una considerable ventaja de llevar registros
de los costos y de la eficacia es que dan a la dirección de la empresa la posibilidad
de adoptar decisiones importantes con respecto a los costos como la de sustituir
o revisar una máquina y cuándo hacerlo.
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