Tanto el color como la textura tienen efectos psicológicos en la gente. Por ejemplo, el amarillo es un color aceptado para la mantequilla; por lo tanto, a la margarina se la debe colorear de amarilla para que atraiga el apetito. La carne representa otro ejemplo. Cocinada por 45 segundos en un horno electrónico no representa un atractivo para los clientes debido a que no tiene esa superficie dorada marrón “apetitosa”. Por ello, fue necesario diseñar un condimento adicional para dorar la carne. En un tercer ejemplo, los empleados de una planta de Midwestern con aire condicionado se quejaron del excesivo frío, a pesar de que la temperatura se mantuvo a 72°F (22.2°C). Cuando las paredes blancas de la planta fueron pintadas nuevamente de color coral regular, las quejas cesaron.
Quizás el uso más importante del color sea el de mejorar las condiciones ambientales de los trabajadores para proporcionarles más confort visual. Los analistas utilizaron los colores para reducir los contrastes agudos, aumentar la refl ectancia, destacar los riesgos y llamar la atención de ciertos aspectos del entorno de trabajo.
Las ventas también resultan afectadas o condicionadas por los colores. La gente reconoce de inmediato los productos de una compañía por el patrón de colores que utiliza en sus paquetes, marcas registradas, encabezados, camiones y edifi cios. Diversas investigaciones han comprobado que las
preferencias en cuanto a color son infl uenciadas por la nacionalidad, localización y clima. Las ventas de un producto anteriormente elaborado con un color aumentaron cuando se añadieron varios colores apropiados a las diferencias en cuanto a las demandas de los clientes. La tabla 6.5 muestra los efectos emocionales típicos y el signifi cado psicológico de los colores más comúnmente utilizados
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