La medición del trabajo, cuando se aplica a fondo y va acompañada por un sistema
de remuneración por rendimiento, debe sustentarse en un sistema de registro de
los tiempos y de la producción de cada trabajador. Esas cifras deben entonces
centralizarse en un servicio — por lo general el de contabilidad —, el cual las
desglosa y elabora de modo que se puedan calcular las primas devengadas por
cada trabajador y se puedan presentar a la dirección estadísticas concisas y claras
para controlar los resultados y costos de producción de la fábrica.
Idear el sistema más adecuado a la empresa en que trabaja es una de las
funciones habituales del especialista en esa clase de estudio.
El sistema deberá
reunir ciertas características, entre otras:
1) proporcionar informaciones exactas y completas;
2) estar organizado de modo que todas las informaciones necesarias se
consignen casi automáticamente y se transmitan sin demora al servicio
centralizador;
3) ser fácil de comprender y aplicar y, en lo posible, no dejar margen para
equivocaciones, de modo que el trabajo corriente pueda ser hecho por
personal con un mínimo de calificaciones;
4) necesitar poco personal;
5) requerir poco papeleo o escaso trabajo informatizado.
No es fácil hallar un sistema que reúna todas esas condiciones, a menos que
se trate de empresas pequeñísimas que fabriquen productos muy sencillos. El
tema merecería un capítulo íntegro, que estaría fuera de lugar aquí. Además, es
tal la diversidad de sistemas según los casos a que se aplican, que al citar una
serie de ejemplos se correría el riesgo de caer en el exceso de complicación para
algunas empresas y en el de simplismo para otras. Basle, pues, con algunas
indicaciones sobre los datos básicos que reunir y sus probables fuentes de
información.
No hay comentarios:
Publicar un comentario