Hemos examinado la teoría de la valoración con algún detenimiento y podemos
emprender ahora un estudio completo.
En general, el ritmo de cada elemento deberá valorarse durante la ejecución
del trabajo, antes de registrar el tiempo y sin tener en cuenta los elementos
anteriores o posteriores. Tampoco se contará el aspecto fatiga, ya que el
suplemento para recuperar fuerzas se evaluará después por separado (véase
capítulo 23).
Esa fragmentación tal vez sea difícil si los elementos y ciclos son muy
cortos, pero si el trabajo es de repetición se puede valorar el ciclo o incluso el
proceso íntegro, como está previsto en el formulario para ciclo breve de la
figura 100 (capítulo 20).
Es de suma importancia efectuar la valoración cuando se está ejecutando el
elemento y anotarla antes de cronometrar, pues de lo contrario se corre el gran
peligro de que los tiempos y valoraciones anteriores del mismo elemento influyan
en la apreciación. Por eso, la columna de la « valoración» en el formulario de las
figuras 98 y 99 está a la izquierda de la destinada al «cronometraje». Tal vez sea
una ventaja más del método de cronometraje acumulativo que el tiempo del
elemento no aparezca como valor individualizado hasta más tarde, cuando se
hayan hecho las restas en la oficina, porque podría influir en la valoración o
tentaría al observador para «valorar por el cronómetro».
Como valorar un elemento significa calcular el ritmo promedio de ejecución
de ese elemento, cuanto más largo sea éste, más difícil le será al analista formarse
una idea de ese promedio. Es éste un poderoso argumento para cortar el ciclo
en elementos breves, a reserva de las condiciones que se mencionan en el
capítulo 21.
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