En la actualidad, la OSHA también requiere un programa obligatorio de conservación de la audición que incluya la supervisión de la exposición al ruido, la realización de audiometrías y el entrenamiento para todos los empleados que estén bajo los efectos de un ruido ocupacional que sea igual o mayor a un TWA de 85 dB. A pesar de que es probable que los niveles de ruido por debajo de 85 dB no puedan provocar la pérdida del oído, contribuyen a incrementar la distracción y el aburrimiento, lo cual da como resultado un pobre desempeño por parte del trabajador. Por ejemplo, los ruidos típicos que se presentan en un ambiente de oficinas, a pesar de no ser muy intensos, pueden provocar dificultad para concentrarse, lo cual provoca una baja productividad en el diseño y otros trabajos creativos.
Asimismo, la efi cacia del teléfono y las comunicaciones cara a cara puede ser significativamente menguada por los niveles de ruido menores a 85 dB.
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