Evitar la molestia es aún más complicado, especialmente cuando ésta se encuentra cargada con problemas emocionales. Los factores acústicos, tales como la intensidad, la frecuencia, la duración, las fl uctuaciones de nivel y la composición espectral juegan un papel muy importante, así como también los factores no acústicos como la experiencia que se ha tenido en el pasado con el ruido, la actividad, la personalidad, la predicción de la ocurrencia del ruido, la hora del día, la época del año y el tipo de instalaciones. Existen aproximadamente una docena de métodos diferentes para evaluar los aspectos que producen molestia (Sanders y McCormick, 1993). Sin embargo, la mayoría de estas mediciones involucran problemas de tipo comunitario con niveles de ruido en el rango de 60 a 70 dBA, los cuales son mucho menores a los que se podrían razonablemente aplicar en un ambiente
industrial.
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