Las luminarias para iluminación general se clasifi can de acuerdo con el porcentaje de la salida total de luz emitida por arriba y por debajo de la horizontal (vea fi gura 6.5). La iluminación indirecta alumbra el techo, el cual, a su vez, refl eja luz hacia abajo. Por lo tanto, los techos deben ser la superficie más brillante en el cuarto (vea la fi gura 6.6), con refl ectancias superiores a 80%. Las demás áreas del cuarto deben refl ejar porcentajes cada vez más reducidos de luz a medida que uno se mueve en dirección hacia abajo desde el techo hasta alcanzar el piso, el cual no debe refl ejar más de 20% a 40% de la luz con el fi n de evitar el refl ejo. Para evitar la luminancia excesiva, las luminarias deben estar uniformemente distribuidas por todo el techo.
El alumbrado directo resta importancia a la superfi cie del techo e ilumina con mayor intensidad las superfi cies de trabajo y el piso. El alumbrado directo-indirecto representa una combinación de ambos. Esta distribución del alumbrado es importante, puesto que el IESNA (1995) recomienda que la relación de luminancias de cualquiera de las áreas adyacentes al campo visual no exceda el valor 3/1. El propósito de ello es evitar el refl ejo y los problemas de adaptación.
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