El cuerpo humano puede generar movimientos debido a un complejo sistema de músculos y huesos
que, en conjunto, se llama sistema músculo-esquelético. Los músculos están conectados a los huesos
junto a toda articulación (vea la fi gura 4.1), de tal manera que uno o varios de ellos,
llamados agonistas, actúan como los principales activadores del movimiento. Otros
músculos, llamados antagonistas, contrarrestan a los agonistas y se oponen al movimiento.
Para fl exionar el codo, lo cual representa una disminución del ángulo interno
de la articulación, los músculos bíceps, braquiorradial y el braquial forman al agonista,
mientras que el tríceps forma al antagonista. Sin embargo, para extenderlo, lo cual representa
un aumento del ángulo de la articulación, el tríceps se convierte en el agonista
mientras que los otros tres músculos conforman el antagonista.
En el cuerpo humano existen tres tipos de músculos: músculos esqueléticos o estriados,
los cuales están conectados a los huesos; músculo cardiaco, que está en el
corazón; y músculo plano, que se encuentra en los órganos internos y en las paredes
de los vasos sanguíneos. En este texto sólo se estudiarán los músculos esqueléticos (de
los cuales existen alrededor de 500 en el cuerpo humano), debido a su relevancia para
el movimiento.
Cada músculo está formado por un gran número de fi bras musculares, de alrededor
de 0.004 pulgadas (0.1 mm) de diámetro y cuya longitud varía entre 0.2 y 5.5 pulgadas
(5 a 140 mm), dependiendo del tamaño del músculo.
Por lo general, dichas fi bras están
conectadas entre sí en paquetes a través de tejido conectivo, el cual se extiende hasta
los extremos de los músculos y ayuda para conectar fi rmemente el músculo y sus fi bras
al hueso (vea la fi gura 4.2). Estos paquetes son penetrados por pequeños vasos sanguíneos
que transportan oxígeno y nutrientes a las fi bras musculares, así como también
por pequeñas terminaciones nerviosas que transportan impulsos eléctricos del cordón
espinal y del cerebro.
Cada fi bra muscular se subdivide en miofi brillas más pequeñas y fi nalmente en
fi lamentos proteicos que proporcionan el mecanismo de contracción. Existen dos tipos
de fi lamentos: fi lamentos gruesos, compuestos por grandes proteínas con cabezas
moleculares, llamadas miosina; y fi lamentos delgados, compuestos por proteínas globulares,
llamados actina.
El entrelazamiento de los dos tipos de fi lamentos les otorga la
apariencia estriada y da origen a su nombre alterno, como se muestra en la fi gura 4.3.
Esto permite que el músculo se contraiga a medida que los fi lamentos de deslizan unos
sobre otros, lo cual se presenta a medida que se forman puentes moleculares o uniones,
se rompen y se reforman entre las cabezas de miosina y los glóbulos de actina. Esta teoría
del fi lamento deslizante explica por qué la longitud del músculo puede variar hasta
aproximadamente el 50% de su longitud en reposo (la longitud no contráctil neutral en aproximadamente el punto medio del rango normal del movimiento) totalmente contraído, hasta
180% de su longitud en reposo cuando se encuentra totalmente extendido (vea la fi gura 4.3).
No hay comentarios:
Publicar un comentario