sábado, 15 de noviembre de 2014

SISTEMA MÚSCULO-ESQUELÉTICO

El cuerpo humano puede generar movimientos debido a un complejo sistema de músculos y huesos que, en conjunto, se llama sistema músculo-esquelético. Los músculos están conectados a los huesos junto a toda articulación (vea la fi gura 4.1), de tal manera que uno o varios de ellos, llamados agonistas, actúan como los principales activadores del movimiento. Otros músculos, llamados antagonistas, contrarrestan a los agonistas y se oponen al movimiento. 
Para fl exionar el codo, lo cual representa una disminución del ángulo interno de la articulación, los músculos bíceps, braquiorradial y el braquial forman al agonista, mientras que el tríceps forma al antagonista. Sin embargo, para extenderlo, lo cual representa un aumento del ángulo de la articulación, el tríceps se convierte en el agonista mientras que los otros tres músculos conforman el antagonista. En el cuerpo humano existen tres tipos de músculos: músculos esqueléticos o estriados, los cuales están conectados a los huesos; músculo cardiaco, que está en el corazón; y músculo plano, que se encuentra en los órganos internos y en las paredes de los vasos sanguíneos. En este texto sólo se estudiarán los músculos esqueléticos (de los cuales existen alrededor de 500 en el cuerpo humano), debido a su relevancia para el movimiento. Cada músculo está formado por un gran número de fi bras musculares, de alrededor de 0.004 pulgadas (0.1 mm) de diámetro y cuya longitud varía entre 0.2 y 5.5 pulgadas (5 a 140 mm), dependiendo del tamaño del músculo. 
Por lo general, dichas fi bras están conectadas entre sí en paquetes a través de tejido conectivo, el cual se extiende hasta los extremos de los músculos y ayuda para conectar fi rmemente el músculo y sus fi bras al hueso (vea la fi gura 4.2). Estos paquetes son penetrados por pequeños vasos sanguíneos que transportan oxígeno y nutrientes a las fi bras musculares, así como también por pequeñas terminaciones nerviosas que transportan impulsos eléctricos del cordón espinal y del cerebro. Cada fi bra muscular se subdivide en miofi brillas más pequeñas y fi nalmente en fi lamentos proteicos que proporcionan el mecanismo de contracción. Existen dos tipos de fi lamentos: fi lamentos gruesos, compuestos por grandes proteínas con cabezas moleculares, llamadas miosina; y fi lamentos delgados, compuestos por proteínas globulares, llamados actina. 
El entrelazamiento de los dos tipos de fi lamentos les otorga la apariencia estriada y da origen a su nombre alterno, como se muestra en la fi gura 4.3. Esto permite que el músculo se contraiga a medida que los fi lamentos de deslizan unos sobre otros, lo cual se presenta a medida que se forman puentes moleculares o uniones, se rompen y se reforman entre las cabezas de miosina y los glóbulos de actina. Esta teoría del fi lamento deslizante explica por qué la longitud del músculo puede variar hasta aproximadamente el 50% de su longitud en reposo (la longitud no contráctil neutral en aproximadamente el punto medio del rango normal del movimiento) totalmente contraído, hasta 180% de su longitud en reposo cuando se encuentra totalmente extendido (vea la fi gura 4.3).

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