Los practicantes de métodos, estándares y diseño del trabajo se han dado cuenta que factores como el
género, edad, salud y bienestar, tamaño físico y fortaleza, aptitud, actitudes hacia el entrenamiento,
satisfacción en el trabajo y respuesta motivacional tienen un efecto directo en la productividad. Además,
los analistas modernos reconocen que los trabajadores rechazan, y con justa razón, ser tratados
como máquinas. A ellos les disgusta y le tienen miedo a un método puramente científi co e inherentemente
rechazan cualquier cambio en su forma actual de trabajo. Incluso la gerencia a menudo
rechaza innovaciones valiosas al método tradicional debido a esa resistencia al cambio.
Los trabajadores tienden a temer al estudio de métodos y tiempos, ya que perciben que los resultados
implican un aumento de la productividad. Para ellos, esto signifi ca menos trabajo y, como
consecuencia, menos paga. Se les debe vender la idea de que ellos, como consumidores, se benefi cian
de menores costos y que mercados más grandes producen a costos menores, lo cual signifi ca más
trabajo para más personas más semanas del año.
Algunos miedos actuales acerca del estudio de tiempos se deben a experiencias desagradables
con los expertos en efi ciencia. Para muchos trabajadores, el estudio de tiempos y movimientos es
sinónimo de acelerar el trabajo y el uso de incentivos para invitar a los empleados a obtener mayores
niveles de producción. Si los nuevos niveles establecidos representaban una producción normal, los
trabajadores eran forzados a obtener aún más para mantener sus ingresos anteriores. En el pasado,
gerentes con poca visión y sin escrúpulos hacían uso de esta práctica.
Aun en la actualidad, algunos sindicatos se oponen al establecimiento de estándares mediante
mediciones, al desarrollo de índices de producción basados en la evaluación del trabajo y la aplicación
de incentivos a los salarios. Dichos sindicatos creen que el tiempo permitido para llevar a cabo
una tarea y la cantidad de dinero que debe pagársele a un empleado representan problemas que deben
ser resueltos a través de acuerdos de negociación colectiva.
Los practicantes actuales deben utilizar el método “humano”. Por lo tanto, deben ser expertos
en el estudio del comportamiento humano y muy diestros en el arte de la comunicación. Deben ser también muy buenos oyentes, respetar las ideas y el pensamiento de los demás, particularmente del
trabajador de los niveles inferiores. Deben dar crédito a quien deba darse. En realidad, deben otorgar
crédito a las otras personas de manera habitual, aun si existen dudas acerca de dicho merecimiento.
Asimismo, los practicantes del estudio de tiempos y movimientos deben siempre recordar la buena
práctica de preguntarse todo, la cual fue destacada por los Gilbreth, Taylor y otros pioneros en este
campo. La idea de que “siempre hay una manera mejor” necesita ser continuamente alentada en el
desarrollo de nuevos métodos que mejoren la productividad, la calidad, la entrega, la seguridad en el
trabajo y el bienestar del trabajador.
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