En muchas esferas de la producción industrial los métodos anteriores de la
producción en masa de productos estandarizados han sido sustituidos por la
producción de versiones diseñadas específicamente para un cliente. Incluso en la
industria del automóvil gran parte de la fabricación se concentra en automóviles
individuales para determinados clientes de acuerdo con las especificaciones
indicadas por éstos. Por supuesto, esas especificaciones están integradas por un
número de opciones de modelo y equipo estandarizados, pero la combinación es
la especificada por el cliente.
Esto resultó asimismo posible por la adopción de
los métodos «justo a tiempo» anteriormente mencionados. En consecuencia, las
fechas de entrega de un automóvil destinado a un cliente concreto podían, de
hecho, reducirse a unas pocas semanas.
La producción adaptada al cliente entraña, naturalmente, nuevas y difíciles
exigencias tanto con respecto a la organización de los sistemas de producción
como a la organización de ventas.
La organización de la producción tiene que hacer previsiones fiables de la
combinación de las diferentes opciones relativas a los modelos y al equipo, y debe
poder revisar esos planes a intervalos frecuentes. En el marco de esos planes debe
igualmente poder producir una mezcla de modelos en la misma línea de
producción.
La organización de ventas debe tener la capacidad de responder a exigencias
análogas, cuando la combinación de modelos o equipos que se ha previsto en la
producción se aparta de forma marcada respecto de las unidades realmente
vendidas, para responder activamente y tratar de influir en las ventas de manera
que no se aparten demasiado de la gama de modelos que la organización de
producción es capaz de fabricar.
La adaptación de los productos a los clientes ha entrañado, por consiguiente,
exigencias marcadamente más rigurosas con respecto a la relación entre la
organización de producción y las organizaciones de ventas. Así sucede en muchos
contextos diferentes de producción industrial, no sólo en los que producen bienes
de capital y bienes de consumo sino también en la producción de servicios.
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