Esta solución exige fuertes inversiones de capital. Por consiguiente, para
que se justifique su aplicación, los procesos de producción deben caracterizarse
por una producción en grandes series, ciclos sumamente cortos y una gran rigidez
y monotonía. En estos casos la mecanización se traduce en la eliminación
completa de toda intervención humana.
No obstante, las nuevas técnicas han permitido ampliar las posibilidades de
automatización.
Los numerosos perfeccionamientos de regulación de máquinas
y de aparatos de mantenimiento han permitido en particular la aplicación de la
automatización, incluso en la producción de series pequeñas. En muchos casos,
ha resultado posible la utilización en escala reducida de los métodos de
producción masiva.
El robot industrial es un ejemplo. Antes de su aparición, los sistemas de
procesamiento automatizado de piezas no podían adaptarse a las modificaciones
de productos y su costo elevado sólo se justificaba en el trabajo con series muy
largas. En cambio, el robot industrial es un instrumento flexible para realizar
tareas de manipulación; puede ser programado rápidamente y sin grandes dificul-
tades para la ejecución de nuevos movimientos o para manipular objetos diferen-
tes. De ese modo, el equipo de producción servido por un robot industrial puede
adaptarse a variaciones considerables dentro de los límites de una gama de produc-
tos, sin que sea necesariamente grande la serie correspondiente a cada variación.
Así pues, el robot industrial ha abierto el camino a nuevas posibilidades de
automatización muy promisorias, tanto en la producción (por ejemplo, amolado,
pulido y soldadura eléctrica por puntos) como en el mantenimiento. De igual
manera, las técnicas modernas de la información han influido en el desarrollo de
los materiales de producción y de mantenimiento en numerosos sectores, y se han
incrementado las posibilidades de automatización de tareas en las producciones
mixtas. Esta evolución significa, a grandes rasgos, que la función del trabajador
se aproximará cada vez más a la de un supervisor.
Incluso el trabajo de montaje propiamente dicho, que es quizá el sector más
difícil, se ha mecanizado hasta un cierto punto. Por ahora, se trata sobre todo de
tareas simples, como el posicionamiento de piezas y el ajuste de tuercas. El
progreso es relativamente rápido y, por impulso del progreso técnico, aparecen
nuevas posibilidades cada día. El robot dotado de «visión» tiene aplicaciones
industriales con extenso campo, puesto que los objetos que se manipulan ya no
deben ser posicionados con precisión cada vez: el robot puede «ver» dónde se
encuentra el objeto.
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