pedido y el proceso se repite diez veces al año. Sin embargo, se han de prever
ligeros retrasos en la entrega o un aumento repentino de la demanda lo que podría
provocar un agotamiento de las existencias a un ritmo más rápido. Por esta razón,
se constituye lo que se denomina «reserva reguladora» para tener en cuenta estas
eventualidades (figura 83). Para determinar el nivel óptimo de esa reserva, hay
que procurar equilibrar los costos de inactividad con los costos de falta de
existencias.
Aunque este método sigue siendo válido, surgen diversas situaciones
prácticas que requieren la utilización de instrumentos analíticos y matemáticos
adicionales para resolver los problemas de las existencias, porque el método
mencionado se basa en diversas hipótesis como una demanda constante, un precio
de compra constante, un tiempo de espera constante para la entrega y unos costos
de inactividad y de tramitación de los pedidos constantes. En la práctica raras
veces sucede así. A menudo un director o un agente de compra tiene que cambiar
los cálculos mencionados introduciendo variables como la incertidumbre en los
tiempos de entrega, cómo manejar las rebajas por cantidad con respecto a las
compras, las previsiones de aumentos de los precios, etc. Quedaría fuera del
alcance del presente libro analizar de manera detallada los cálculos que entrañan
unos criterios de decisión múltiples. Varias obras sobre dirección de la producción
se ocupan de esta cuestión de manera más pormenorizada1.
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