Para incluir los factores cualitativos junto a los factores cuantitativos como
parte de la evaluación de los diversos métodos, a menudo se recurre a técnicas
«pseudocuantitativas», que expresan los beneficios cualitativos en términos
cuantitativos (transformando juicios subjetivos en resultados numéricos),
agrupando las ventajas cuantitativas y cualitativas en una evaluación global.
Un enfoque corriente consiste en emplear una combinación de puntuaciones
y ponderaciones.
Se enumeran los diversos factores (normalmente los beneficios,
pero pueden incluirse también beneficios negativos o desventajas) que guardan
relación con las posibles soluciones. Esta lista puede incluir asientos como los
ahorros de los costos directos, el mejoramiento de la seguridad, una mayor
flexibilidad de los trabajadores, etc. Se asigna una ponderación relativa a cada
factor para indicar su importancia relativa para la organización.
Esta ponderación
debe asignarse hablando con los directores o supervisores que participan en el
sector del trabajo. (Una ventaja de este método es que impone a los responsables
de la adopción de las decisiones la necesidad de reflexionar meticulosamente
acerca de sus prioridades.)
Cada método posible recibe luego una «puntuación» con respecto a cada
factor (normalmente en una escala sencilla de 1 a 5 o de 1 a 10). Esta puntuación
se puede basar en datos cuantitativos, cuando se dispone de ellos, o en un juicio
subjetivo.
Por último, los puntos de cada factor se multiplican por el índice de
ponderación correspondiente a ese factor y la suma resultante da una puntuación
global para ese método posible particular, como se indica en el ejemplo siguiente.
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